Lo bueno de esta sección es que el contenido, como dicen los hermanos brasileros, “não tem fim”. La única verdad es que el periodismo argentino cada día esta peor y eso que solo se focaliza en los que comunican los deportes.
Hoy es el turno de un periodista que ha estado en los medios prácticamente desde que nació y que se ha mantenido ahí a lo largo de los años. Pero que haya perdurado tanto tiempo no quiere decir que sea bueno, por lo tanto se trasforma en un periodista toquen y justamente Enrique Macaya Márquez es el protagonista de la semana.
Si bien su trayectoria es intachable, presenció 14 Mundiales como Periodista, el paso del tiempo lo ha desgastado como comentarista.
Este último año, Macaya, estuvo fuera de las trasmisiones televisas a las cuales nos mantenía acostumbrados a todos los fanáticos del fútbol, que crecieron con el dominio del monopolio. Cualquier individuo con algo de memoria fotográfica va a tener en su menta la figura de este periodista. Los años pasan y su apariencia no cambia pero si su rol en el periodismo y el oficio de comentarista que lo distingue o lo supo distinguir.
Algunos dicen que el vino con el tiempo es mejor, pero con Enrique no pasa lo mismo. El desgano, las incoherencias y las paparruchadas en sus comentarios fueron sus mejores aliadas en los últimos años. La obviedad y la soberbia sobre ciertas jugadas eran cotidianas en la mayoría de los partidos que secundaba al relator de turno y eso cansaba a los televidentes.
Un tipo aburrido sería un gran adjetivo que representa bien a este personaje, aunque también su seriedad lo ha ayudado a ganarse el respeto de sus colegas. Pero no siempre estuvo rodeado de los mejores periodistas.
En la década del 90´, donde el monopolio de Clarín dominaba el negocio del fútbol, Macaya fue la dupla inamovible junto a Marcelo Araujo. Este último, gran periodista toquen, ha embrutecido la profesión a lo largo de su carrera y junto a su tocayo fueron la cara visible de ese monopolio, lo que les permitió conseguir el reconocimiento que tienen hoy en día. Aun así, son figuras del pasado que no pertenecen a esta época. El mejor ejemplo ocurrió el año pasado, cuando el grupo Clarín perdió los derechos de televisación y su programa emblema, “Fútbol de Primera”, dejó de tener el privilegio de pasar los goles con exclusividad. Desde ese momento, la emisión no tuvo más esa popularidad y el rating de antes y por consecuencia se levantó el programa. Esto daba a entender que Macaya y sus colegas no eran los responsables del éxito, sino que lo goles en cautiverio lo mantenían en lo mas alto. Claramente, el publico, vio nacer a un periodista toquen.
Volviendo a la figura personal de Macaya, a pesar de su experiencia, últimamente no supo aprovechar el rol que ocupaba en los medios. Se podría decir que menosprecio el puesto que ocupaba y que el desgano lo terminó de dominar. En muchas oportunidades, los televidentes que seguían las trasmisiones de él, notaban que se retiraba 5 minutos antes de la finalización de los partidos*, dejando al mando de todo a otro de sus compañeros, Sebastian Vignolo. Por eso que este señor ya no es el mismo de antes y que su pasión por la profesión se perdió por completo.
*Es evidente la ausencia de Macaya.