La nota de hoy va dedicada a uno de los periodistas más aburridos de los medios y probablemente de la Argentina.
Es el turno de un comunicador social que tiene un curriculum extenso y una trayectoria intachable, pero aún así, hoy en día aburre a más de uno.
Julio Ricardo, un periodista antiguo que se quedó en el tiempo y que parece no tener retorno. No solo su edad da cuenta que este hombre se quedo varias décadas atrás, sino que también sus nefastos comentarios y su aburrido dialecto, logran que cualquier televidente lance al aire más de un insulto.
No cabe duda ninguna duda que Julio, que no es Grondona, es un experto en la materia fútbol, pero lamentablemente hoy en día su voz irrita a muchos.
Los errores, las pifias y los comentarios obvios son una constante en él, por lo que no sorprende a casi ningún televidente de Canal 7. Pobre de nosotros, que junto a su tocayo, Marcelo Araujo, se empeñan en que los consumidores estén obligados a bajar el volumen del televisor.
Sujetos como él viven en un mundo surrealista, que ven lo que quieren ver. Inventan jugadores y jugadas que no fueron y hoy en día el televidente se da cuenta de sus falencias. Ahora los errores quedan en evidencia, ya no existe la magia de la radio, en el cual uno podía imaginar las jugadas a través de los relatores. Por eso, Julio Ricardo, no cuenta más con esa ventaja y por ende es repudiado por los fanáticos del fútbol.
Su pausa constante le quita ritmo y dinamismo a cualquier partido. Hoy en día, la demanda de los consumidores requiere que uno sea más agíl y espontaneo. Esas cualidades ya no son propias de Julio y por eso su estilo es acartonado.
Ahora bien, es hora que este pobre hombre de un paso al costado, no solo por él sino por todos los amantes del fútbol que tiene que tolerar día tras día su voz y su lentitud en los comentarios.
Antes de finalizar este posteo, vale aclarar que esta nota no apunta hacia la personalidad del personaje de la semana, sino a la manera que trabaja, a que no pueda plasmar toda su profesionalidad y trayectoria en su trabajo. Por las incoherencias que dice y las atrocidades lingüísticas que comete, este blog lo ha nombrado Periodista Tocuen.
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