¿Que relación puede existir entre un libro de George Orwell, titulado 1984 y el periodismo argentino de las últimas décadas? La triste realidad indica que son muchas, pero para entender el objetivo de esta nota es necesario aclarar ciertos conceptos.
En primer lugar, la novela se centra justamente en el año 1984, en la que se relata la historia de Winston Smith, militante del partido político dominante en esos tiempos, INGSOC (socialismo inglés). Dicho partido controla la nación de Oceanía que esta en guerra con los otros dos estados existentes: Eurasia y Asia Oriental. Sin embargo, el autor cuenta, que este partido autoritario domina y distorsiona la realidad a los individuos que viven en ella. Solo hay una verdad, que es la que dictamina el “Gran Hermano”, líder de dicho partido. La custodia permanente mediante micrófonos y tele pantallas a sus subordinados, por momentos excesiva, pero permite controlar todas las acciones y los movimientos de ellos.
Pero que similitud se pueden encontrar en este libro con el tema de este blog. Si nos remontamos unos 34 años atrás en la historia Argentina, y así podremos entender el porque de esta nota. En aquel momento, un golpe militar corrompía al gobierno de turno y daba comienzo a una de las etapas mas nefastas que le toco vivir a este país. Mas allá de las atrocidades cometidas por los militares, las banderas que mejor identificaron a dicho proceso fueron la censura, la violencia y el constante autoritarismo sobre los subordinados.
Ahora bien, el concepto en el cual se quiere focalizar es la censura que implementaron los militares en aquél momento. Los medios de comunicación fueron los más afectados, no solo por no poder trabajar con cierta libertad, sino que también, en muchas ocasiones sufrieron ciertas modificaciones que lograban distorsionar la realidad en la cual se vivía.
Sin ir más lejos, el periodismo deportivo también fue victima y cómplice de la subordinación militar. Victima porque sufrió la censura de la época, debido a que el régimen dictatorial manejó a su manera a los medios y sin escrúpulos alguno. Cómplice porque algunos periodistas supieron ayudar al gobierno de facto cuando adulteraban cierta información, o cuando hablaban de ciertas cosas que si podían.
En primer lugar, la novela se centra justamente en el año 1984, en la que se relata la historia de Winston Smith, militante del partido político dominante en esos tiempos, INGSOC (socialismo inglés). Dicho partido controla la nación de Oceanía que esta en guerra con los otros dos estados existentes: Eurasia y Asia Oriental. Sin embargo, el autor cuenta, que este partido autoritario domina y distorsiona la realidad a los individuos que viven en ella. Solo hay una verdad, que es la que dictamina el “Gran Hermano”, líder de dicho partido. La custodia permanente mediante micrófonos y tele pantallas a sus subordinados, por momentos excesiva, pero permite controlar todas las acciones y los movimientos de ellos.
Pero que similitud se pueden encontrar en este libro con el tema de este blog. Si nos remontamos unos 34 años atrás en la historia Argentina, y así podremos entender el porque de esta nota. En aquel momento, un golpe militar corrompía al gobierno de turno y daba comienzo a una de las etapas mas nefastas que le toco vivir a este país. Mas allá de las atrocidades cometidas por los militares, las banderas que mejor identificaron a dicho proceso fueron la censura, la violencia y el constante autoritarismo sobre los subordinados.
Ahora bien, el concepto en el cual se quiere focalizar es la censura que implementaron los militares en aquél momento. Los medios de comunicación fueron los más afectados, no solo por no poder trabajar con cierta libertad, sino que también, en muchas ocasiones sufrieron ciertas modificaciones que lograban distorsionar la realidad en la cual se vivía.
Sin ir más lejos, el periodismo deportivo también fue victima y cómplice de la subordinación militar. Victima porque sufrió la censura de la época, debido a que el régimen dictatorial manejó a su manera a los medios y sin escrúpulos alguno. Cómplice porque algunos periodistas supieron ayudar al gobierno de facto cuando adulteraban cierta información, o cuando hablaban de ciertas cosas que si podían.
El Mundial de 1978 es el mejor ejemplo para demostrar lo que se viene diciendo en estas últimas líneas. También fue el mejor método que utilizó la dictadura para desviar la atención de la gente. Como en el libro de Orwell, el partido dominante, que lograba que los miembros de su partido aceptaran la realidad que les tocaba vivir y mediante las mentiras contantes mantenían al pueblo contento o más bien en un estado pasivo. Con el Mundial pasó exactamente lo mismo, aunque no fue una mentira, lograron ocultar las atrocidades que cometían diariamente.
Si bien, los periodistas desde su lugar acataban órdenes, fueron los dueños de los medios quienes apoyaron con más énfasis a la dictadura. Todos o casi todos, colaboraron de alguna manera con ellos. José María Muñoz fue uno de ellos que en la final del Mundial se subió al éxito de la Argentina y puso en lo más alto de su relato a la junta militar. La figura de César Luis Menotti, en aquel momento, entrenador de la selección, era para los periodistas un intocable. No se podía criticar la gestión del entrenador y durante esos años llegó a ser el mejor de todos gracias a las artimañas de los militares que decidían en la redacción de ciertos diarios.
Tal vez no fue en 1984 el año en que se dieron todos estos sucesos, pero las sociedades y los gobiernos fueron exactamente iguales y el cual el único objetivo era mentirle a la población, mediante la violencia, la censura y los distintos métodos que utilizaron para poder gobernar durante todo el proceso.
Si bien, los periodistas desde su lugar acataban órdenes, fueron los dueños de los medios quienes apoyaron con más énfasis a la dictadura. Todos o casi todos, colaboraron de alguna manera con ellos. José María Muñoz fue uno de ellos que en la final del Mundial se subió al éxito de la Argentina y puso en lo más alto de su relato a la junta militar. La figura de César Luis Menotti, en aquel momento, entrenador de la selección, era para los periodistas un intocable. No se podía criticar la gestión del entrenador y durante esos años llegó a ser el mejor de todos gracias a las artimañas de los militares que decidían en la redacción de ciertos diarios.
Tal vez no fue en 1984 el año en que se dieron todos estos sucesos, pero las sociedades y los gobiernos fueron exactamente iguales y el cual el único objetivo era mentirle a la población, mediante la violencia, la censura y los distintos métodos que utilizaron para poder gobernar durante todo el proceso.
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